¡Hola! Soy Cris, creadora de la marca que conoces como Omside, fundada en 2017. Desde muy pequeña, siempre he sentido una conexión profunda con la naturaleza. Esta conexión me llevó a elegir una vida tranquila. Vivo en una de las zonas más bonitas de Valencia, en una casa de campo frente a una pinada, donde disfruto del silencio y de largos paseos. Este entorno es mi refugio y mi fuente de inspiración.
Yoga en Mi Vida
La vida me ha regalado grandes momentos y muchas vivencias, pero también pérdidas profundas que me hicieron sentir desorientada y sin identidad. Perder a los seres más queridos me dejó con una sensación de vacío muy grande, pero el yoga, a través de su amplia filosofía, y Omside, a través del compartir, siempre me han ayudado a reconstruirme.
Mi recorrido en el yoga comenzó a finales de 2009. Empecé practicando en distintos centros, pero un día decidí realizar la formación de profesores en Sadhana Valencia. Durante esos cuatro años, el yoga dejó de ser un simple hobby y se convirtió en una gran pasión. Posteriormente, me especialicé con un máster en yoga individualizado y otro en yoga para embarazadas.
Conexión Artesanía & Yoga
Hay una constante en mi vida: la creación. A lo largo de los años, he elaborado papel artesanal, asistido a talleres de cosmética natural, creado velas, jabones, inciensos, scrapbooking, serigrafía, bolsos de piel, hasta ganchillo durante mi vida en Islandia. Siempre he estado creando algo nuevo con mis manos.
Desde que inicié con la meditación y conocí el mundo de la gemología, descubrí lo mágico que es crear los Malas con distintas piedras. Me siento muy conectada a esta dedicación. Cada pieza me conecta con personas; compartimos experiencias y la creación nace desde el cariño, la empatía, el respeto y la intención de que sea algo único.
Mi Primer Japa Mala
Al terminar la formación de profesores de yoga, celebramos un retiro muy especial, lleno de talleres y prácticas en la Plana, una antigua masía catalana entre Vic y Manresa. La última noche, todos los grupos de la promoción de distintas ciudades de España nos reunimos en una creación-meditación. El maestro nos entregó 108 cuentas y, en silencio, conectados con nuestro camino, con la respiración y con el significado del yoga en nuestras vidas, colocamos cada cuenta en nuestro collar. Cada cuenta tiene un recorrido y mucho sentimiento. Al día siguiente celebramos una especie de bautismo donde el Maestro nos hacía la entrega de nuestro Mala y de un nombre espiritual. Fue un día especialmente emotivo, y desde ese día lo sé, un objeto que parece tan sencillo puede trasladarte a un momento, conectarte con la esencia y recordarte quién eres y para qué estás aquí.